PEREGRINAR.
Peregrinar no es simplemente andar.
No es dejar atrás kilómetros, montañas, árboles, gentes.
Peregrinar no es sólo ver hermosos paisajes, saludar personas
desconocidas; hombres y mujeres anónimos que igual que otros sudan con
su macuto a cuestas.
Tampoco es peregrinar solamente dar los "buenos días" a los lugareños
que van con sus reses y sus años, ni buscar desesperadamente el mejor
cobijo para la noche.
Peregrinar es, probablemente, un estilo de vida que no conocía, o que
tal vez sentía sin darme cuenta, o quizás era y soy demasiado pequeño y
frágil para llegar a descubrirlo dentro de mi "yo" tan egoísta y
simple.
¿Será tal vez peregrinar tener a Dios conmigo en cada paso, y ser
árbol, helecho, y ser también olor, olor a roble, eucalipto, y a vaca
sucia?
Seguramente peregrinar es además ver el sol de noche y la luna de
día, es disfrutar del chaparrón que no cesa, y sobre todo, es amar a los
que no me amaron, es saber que llegaré aunque no sepa cuándo, y no
saber qué voy a hacer mañana, sólo sentir que quiero abrazar a todo el
que hoy he visto, deseo hacer reír a todos los que lloran y recordar a
los que siempre ríen que el llanto existe.
Julio Álvarez.
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